10 de Noviembre de 2010

La vida suele ponerte a personas y a personajes, ahora solo quiero a personas. Ya no estoy hecha para los personajes aunque estén muy bien construidos, suelen vivir la vida desde la más absoluta anestesia, tratan de levantarte el ánimo diciéndote “ sino será nada” “tienes que ser positiva”, yo pienso “no te irás a la mierda, ¿verdad?”

He recibido las llamadas pendientes, para programar las pruebas necesarias para, o bien entrar al quirófano, o bien empezar con el tratamiento, es un aquelarre, no sé si quieren quemarme en la hoguera o bien si soy yo la que quiero arder voluntariamente:

- ¿Mª Carmen Martínez? – dice una voz femenina

- Sí, soy yo –

- Le llamo del hospital, es para darle día y hora para la prueba, pero será imposible hacérsela antes del 16 de noviembre – afirma

- Ya os apañareis, me han diagnosticado cáncer de mama, mi cirujano ha insistido en que todas las pruebas estuvieran listas para mi visita con él, es urgente- le contesto tan ricamente-

- Es muy precipitado- me dice

- Es cuestión de un tiempo que no sé si tengo, así que ya veréis vosotros lo que hacéis- le digo con gran naturalidad

- Mmmmmm no se preocupe, le haremos la prueba mañana- Acaba por decirme

Joder, con dar tantas vueltas y explicaciones. Ahora el tiempo es algo que no comprendo, porque aunque sé que gano, no hago más que enfrentarme a mi realidad, cada vez que la verbalizo sólo tengo ganas de cagarme en todo lo que se menea. Empatía y delicadeza son bienes escasos.

Me alegró estar con M. porque con ella todo se transforma en una deliciosa limonada. Es una mujer a la que sólo puedo admirar, enferma crónica, para muchos su enfermedad es una sentencia de muerte. Ambas hablamos y nuestras miradas reflejan la valentía de los que son capaces de matar a la propia muerte.

Creo que M y yo tenemos la insolencia suficiente de tomarnos unas cañitas con la misma muerte, unas bravas y unas olivas rellenas, después largarnos sin pagar la cuenta.

Mis neuronas que un tiempo estuvieron de vacaciones ahora tienen prisa por pensar, piensan tan alocadamente porque buscan respuestas en dónde la respuesta sólo soy yo misma. M. me mira y sonríe.

Ahora cada noche me llama un personaje de mi vida, desde el primer momento necesité su abrazo que jamás llegó, porque, como digo, es un personaje que piensa más en sí mismo que en lo que realmente sucede alrededor, lástima. No puedo evitar contestar en monosílabos, aunque hoy hemos hablado más de lo normal, sencillamente tenemos que terminar con nuestro papeleo. Su voz casi me irrita y su actitud también, en otro momento sus palabras me impulsarían ahora sencillamente me cabrean, las siento vacías porque en ellas sólo hay ausencia.

Necesito cerrar esa etapa de mi vida, porque sigue lastimándome. No puedo evitar pensar ¿por qué? Aunque la respuesta es obvia, soy yo.

Hoy escucho Smashing Pumpkins, sugerentes.

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