13 de Diciembre de 2010

He despertado de un salto, las punzadas en la boca del estómago me han despertado.

La luz llovía desde la claraboya encima de la figura de mi hermana. Me colma de atenciones, llena mi rostro de risas, cuida de mis hijos como si realmente los hubiera traído al mundo y yo no he podido evitar emocionarme.

Su belleza es grande, en estos momentos la vida me muestra su grandeza en todos sus gestos.

El día anunciaba los compases de blues, escuchando a Bessie Smith, Amos Milburn, Marion Harris, Mamie Smith.

Bessie Smith su voz a terciopelada, repleta de matices emergiendo y languideciendo, como el día, emergiendo y languideciendo según dictan las punzadas de mi estómago.

Voy tomando una infusión, parece que va ayudándome a soportar la pesadez en mi estómago.

La quimio me ha secado internamente, mi piel está reseca hasta el punto de pelarse. La crema dura poco.

Sigo peleada con los sabores, por el momento solo puedo comer leche de avena, tomates, queso, pan alguna verdura hervida y poco más. El sabor dulce me irrita y desagrada, provoca escozor.

La gata ha dormido toda la tarde conmigo. Nos ha vencido el cansancio, ella es tan gata que ha de descansar y yo la acompaño en los sueños. Ahora no está en mi cama, pero el cansancio tan compartido me vence.

La infusión perfuma mi habitación.

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