20 de diciembre de 2010

Día en el hospital. Un TAC a las 10’15h, en ayunas. Realmente ha sido entretenido y otra vez he tenido que firmar una autorización para que, esta vez, me inyectaran un líquido, le llaman contraste y puede tener potentes efectos secundarios. Firmé, aunque el precio que pagó la pobre enfermera fue soportar una batería de preguntas, que parecían no tener fin.

Bebí un litro de líquido de contraste para el estómago y ya en la sala, me pusieron el intravenoso. Acostada me deslizaban hacia el interior de la máquina, un gigantesco cilindro, los pies y la cabeza quedan al descubierto. Allí acostaba sentía cómo el día se apelmazaba en mi cabeza. Los resultados se verán en la próxima sesión de quimio.

No sólo es la quimio, sino todo lo que te van metiendo dentro, la finalidad es buena, pero siento que esto me exige una transformación mucho más profunda.

Siguen reinando lo afectos, recibir visitas llena de luz mi alma. Grandes amigas que vienen para verme, porque realmente quieren compartir conmigo. No les mueve “el quedar bien” sino el afecto profundo que nos une.

La sinceridad es un patrimonio de unos pocos.

Es curiosa la visión que se tiene de “tener carácter” porque suele confundirse con “mala leche”, pienso que son aspectos totalmente distintos. Tener carácter sencillamente es ser uno mismo, tal cual y las palabras son reflejos transparentes, emisarias de los pensamientos y sentimientos sincronizados. Se realizan demasiadas interpretaciones olvidándonos de sentir, así la vida pasa de puntillas.

He recuperado algo que escribí hace tiempo:

Busco la luz, llena de ausencias, caminos estampados, irreversibles e irreverentes. Es la luz que a todas sombras busca encontrarte. Siempre pienso en Marina, cuando explica en sus cartas que las palabras la hacen viva, porque entre ellas mismas y yo no hay distancia.

Busco una inspiración, pero las palabras hostigan mis pensamientos, les dan una forma que quiero borrar de mi misma. Cada palabra es un tempo obligado, enlazado con mis emociones.

Cada frase es un placaje que entumece mis pensamientos. Los quiero desprovistos de palabras, porque las palabras muchas veces me angustian, limitan todo aquello que siento en estado puro. La enormidad no puede explicarse ni compartirse en palabras, porque ellas desvanecen la esencia misma.

El amor limitado es costumbre de cobardes, el amor sin condiciones, sin sentido de pertenencia, el amor comprometido con uno mismo y los demás, es el amor de unos pocos, los valientes”

Estar con mujeres valientes, capaces de danzar, gritar a cuatro vientos lo que somos, simplemente mujeres conquistándose a sí misma es un regalo que la vida me ha dado.

Estoy cansada. Siguen pesando tantas horas en el hospital.

Una luz de colores y una vela matizan mi habitación de luces y sombras. Nuevo es el lienzo de mi vida.

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