12 de Enero de 2011

Día de hablar con amigos, de sentir el cobijo que sólo puede dar el cariño de los que te rodean.

Cierta nostalgia está presente, pues a veces la vida me devuelve recuerdos lanzados con dinamita, estallándome en mis entrañas. Miro alrededor y todo está distinto, incluida yo. Ayer no sabía dónde ubicarme. Quería pertenecer pero sé que ya no tengo pertenencia alguna, sencillamente me pertenezco y pertenezco a la vida.

Imágenes de aquella niña con dos coletas, subida en el tiovivo, sonriendo, feliz, vienen a mi mente. Aquella niña sigue perteneciéndome y perviviendo, saciando las ganas de curiosear por la vida.

Esa niña despreocupada es la que me alienta, oxigena mi alma. Dibuja alegría y viste la insolencia suficiente para pasearse por la vida sin que nadie ni nada la pueda parar, pues está en sintonía con el flujo de la vida.

A un espíritu libre no se le puede decir qué hacer, pues se mueve de forma distinta, incomprensible y valiente. Un espíritu libre es un lindo trofeo que exponer, pero difícil de alcanzar, porque en su valentía emerge la fuerza de aquellos a los que no puede someter ni la propia muerte.

Nos negamos a sentirnos, porque en realidad no queremos hacernos responsables. Al igual que la enfermedad, la negamos así tenemos una buena excusa para seguir negándonos a ser responsables de nosotros mismos. Es más sencillo jugar a victimizarnos y a culpabilizar a los demás de lo que nos pasa.

Amo y me aman, lejos queda ya el sentimiento de sentirme propietaria de, o de pertenecer a un tercero. Es dura la lección de amor sin sentido de pertenencia porque confunde.

Amar sin más es el más puro oro, amar sin sentir pertenencia alguna, sencillamente por compartir, respetar y estar en eterno presente, es difícil de entender. Amar sintiendo que importas y te importan, es dar paso a todo lo mejor de la vida.

Estoy haciéndome una lista de preguntas a mi oncóloga, no sé qué medicación exacta interviene en la quimio y en consecuencia no sé del todo todos los efectos secundarios, algunos de ellos importantes, como pequeñas pérdidas de memoria y más si voy en coche.

Existen más de 50 medicamentos que se utilizan en quimioterapia y difieren todos en los efectos secundarios.

Los pasos se ciernen a su destino, ganas tengo de terminar, pero he de colmarme de paciencia, es una carrera de fondo y soledad. Soledad que conecta conmigo recordándome que soy libre como un pájaro y puedo volar, debo volar, acariciar el aire, enamorarme del viento y llorar la lluvia.

El polvo se eleva ante mis ojos enturbiando mi vista, enrojeciendo mi córnea, pero el polvo huele a destino, pronto lloraré lluvia.

Hoy he visto la profundidad de la vida en los ojos de un hombre. Un hombre lleno de abismos y soledad, traicionado por su propio destino. En sus ojos yace un niño con ganas de vivir, pero sigue en un rincón de la vida, no sabe que pronto vendrá a buscarlo el mismo espíritu que late en mis venas. Escuchó mi voz y palabras, era el mismo espíritu que anhela quien le hablaba. Mi yo espíritu.

La noche asoma ya en la claraboya, hay una luz que viaja a otro mundo, al mundo del encuentro y del destino fiel a las huellas de una tierra invisible a los hombres. Es una gran amiga que mañana encontrará su destino, y sabe dios que deseo halle su destino.

Las estrellas cuentan que cuando cruzas la puerta ya no puedes volver atrás, porque la puerta se ha desvanecido y ante los pies se cierne una tierra nueva en donde posar los pies desnudos, así en cada paso podemos sentir cómo la vida se adhiere en la piel. La distancia no importa, lo importante es sentir que el polvo del destino nos dirige.

La gata muy gata hace días que no duerme conmigo.

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