6 de abril de 2011

Hoy despertamos en casa revolucionados. Cumpleaños de mi hermana. Cierto es que nos celebramos todos los días, pero 38 vueltas al sol, unas cuantas lunas. Sol y luna reflejando los tesoros en esta mujer hermosa y sincera hacen de hoy un día especial.

Juntas seguimos apoyándonos, dándonos, expresándonos desde la autenticidad de nuestros corazones.

A veces pienso que vivo un sueño y no quiero despertar de este sueño, no quiero que nadie me saque el dulce sabor que contienen los afectos, renovados y ennoblecidos. Amor en estado puro.

Es simple ser feliz cuando se tiene la capacidad de escuchar lo que palpita el alma. La mente sigue cuestionando los pasos hechos desde el espíritu, en un alarde de confiar desde la desconfianza racional.

Las conexiones en tiempo presente con mi pasado estremecen mi corazón. Pensé que estaba fuera de una vida que se precipitó hace 16 años, aquel tiempo ha vuelto, es el efecto bumerang ¿a quién quiero engañar? Yo misma salí y ahora la vida me devuelve con calzador a una parte de mi pasado todavía pendiente. Asumo que esto forma parte del proceso, pasos equivocados que ahora toca sanar desde la más absoluta responsabilidad. Yo elegí.

Las vueltas que he estado dando hasta ahora me han ayudado a ser lo que soy y a expresarme tal cual soy, sin más. Quien quiera reconocerme lo hará, ya no importa. Lo esencial es que ahora me miro al espejo y puedo fijar la mirada en mis ojos reconociendo las huellas de lo vivido, un alma profunda que está logrando algo que sólo puedo sentir.

N. ha venido a verme, las dos necesitábamos abrazarnos y llorar. En estos momentos las ataduras del pasado se rompen, son las cadenas que hasta ahora nos han condenado a vivir en nuestra propia prisión. La peor prisión es la que condena a nuestra alma al más absoluto silencio. Abrazo intenso, sentí la unión de dos almas que han decidido en esta vida trotar libres. Estamos cortando con un tiempo que ya no nos pertenece. La vida nos sigue atrapando y seduciendo, ambas sentimos que el dolor es pasajero, soltamos las anclas para surcar un nuevo tiempo, el nuestro.

Mi hermana, hermosa, dulce, generosa, sopló las velas a las 8 de la mañana, mi sobrino, mis hijos, todos brillábamos y sentimos alegría. Un pastel de chocolate delicioso. Los instantes de la vida son dulces milagros de conciencia atrapados desde el corazón.

El coraje se mide con la fuerza que golpea la vida.

Me siento tan distinta que a veces me distraigo de mi misma, quizás no quiero reconocer lo andado.

Ser consciente de uno mismo exige una gran responsabilidad porque fácilmente podemos caer en culpabilidades sin sentido, pero las buenas intenciones no pueden justificar nuestros actos, la intenciones nos miden el grado de responsabilidad que poseemos de nosotros mismos.

No estoy durmiendo del todo bien, tengo ganas de que llegue el día 8 y terminar con esta espera, es una angustia efímera pero contundente cuando llega. Confío en mis sensaciones, sé que no me auto engaño. La prueba mostrará que ya se ha ido.

Sé que he de ponerme las pilas y seguir recolocando las piezas de mi vida. Mi yo soy se levanta a cada paso que mi alma palpita, transformando el tiempo que he elegido vivir.

A nadie puedo decirle lo que tiene que hacer, sencillamente cada cual es libre de actuar y elegir. Nos hemos acostumbrado en delegar nuestra libertad a circunstancias de cualquier tipo para protegernos de nosotros mismos y no ser responsables de nuestra infelicidad. A veces tenemos que pasar por un huracán para ser y andar con las botas de un espíritu totalmente libre. Mi huracán se llama cáncer y doy gracias de que me permita llegar al punto en el que estoy.

Llora el alma porque la mente es su carcelera. Nadie puede liberarnos de nosotros mismos a excepción de nosotros mismos. Esta es la gran paradoja somos carceleros y prisioneros al mismo tiempo. Tenemos la llave de nuestra propia libertad.

¿Por qué nos escondemos cuando la vida viene a nuestro encuentro y nos atrapa? ¿Miedo, temor? ¿Tiene miedo el sol de la luz? ¿Tiene miedo el pájaro de volar? No. El sol ama la luz, los pájaros aman el cielo. Estamos hechos de vida y en consecuencia para vivir deberíamos amar la vida, como el sol ama la luz y los pájaros aman el cielo.

Sigue oliendo a delicioso café.

Humea el incienso y la gata muy gata se sincroniza con la primavera, rebosa energía y ganas de explorar la vida.

La gata muy gata es mi maestra, sabe que todo lo que sucede no es circunstancial. La gata muy gata ha decidido pertenecer a mi hermana y ésto tampoco es circunstancial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario