La ventana danza en la oscuridad, es la intimidad
necesaria para deslizarse entre los brazos del Montseny. No puedo evitar
sentirme celosa.
La semana pasada me practicaron un nuevo legrado,
parece ser que en mi matriz se genera masa tumoral, benigna e incómoda tanto para mí como para los médicos.
Siento estar nuevamente en un mismo punto, aunque sé que
no es cierto. Quiero tener el convencimiento de que puedo vivir con la
incertidumbre, pero no es así, la mente busca una certeza que termina por ser
una tela de araña en donde atraparte y hacerte prisionera.
En un mundo que ha tratado y trata de educarme en
certezas, mi espíritu se mueve en la incertidumbre, mi corazón late en la
incertidumbre y la mente, ese archivo que el tiempo se ha dedicado a llenar de
recuerdos, tiempos y espacios imprimados de emociones caducadas, es una trampa de certezas altamente volátiles
y tóxicas.
Mañana toca patóloga mamaria. No controlo la tensión
interna, es cierto que no llega a grado máximo pero está ahí, recordándome mis
miedos, esos recuerdos tatuados de sabores metálicos, lágrimas y rabias, momentos zarandeados por la
intensidad. Ahí estaré, saliendo del hospital, tratando de
liberarme y relajarme emocionalmente. No hay otra opción que seguir esperando los resultados de la biopsia,
que no llegarán hasta el día 21.
El cáncer me ha robado y me ha regalado. Ha robado un
pedazo de vida no vivida, solo sobrevivida, pero me ha regalado reconectarme a
un yo misma que ni tan siquiera conocía, ha robado parte de la infancia y
adolescencia de mis hijos, pero nos ha dado unos lazos tan especiales y fuertes
que nos hacen volar sin límites a los confines de la vida. El cáncer es
intenso y revelando mi fragilidad y mi fortaleza, mis carencias y mis
cualidades me ha dado la oportunidad de saber que la vida y yo somos uno.
Esperar respuestas es extraño, porque a pesar de todo
es inevitable operar la matriz. Con esta certeza casi alienígena
llegará el día 21, equinoccio de invierno, donde la noche más larga, más fría, más oscura e intensa,
abrazará el día más corto, más pequeño en tiempo y espacio. Es una manera de
sublimar mi espíritu. Día de realidades oficiales.
Mi sangre cabalga desbocada rezumando vida, mi pulmón
se ha enamorado del aire y es capaz de depositarlo con amor por todos los
bronquios, mi corazón explota como la dinamita en cada latido y mis pies acarician
la tierra, mostrándole un nuevo camino
para llegar a los confines de mis propios horizontes.
Mi gato muy gato se desliza por el teclado del
ordenador, me mira con mirada de gato, me siente terriblemente humana.
Huele a
incienso y a café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario