3 de Diciembre de 2010

La gata ha dormido conmigo, es tan gata. ¿Por qué los humanos medimos la inteligencia y la vida según somos nosotros? Quizás todo el reino animal, vegetal, todo lo que conforma la naturaleza tenga una inteligencia que nosotros no entendemos, que no la entendamos y que no nos comuniquemos con ella no significa que no la haya.

Doramy, nuestra gatita, me observa, su cabeza queda suspendida, mirándome fijamente, vuelve a acurrucarse, sin más. Creo que piensa que yo soy tan humana y ella es tan gato, nos llevamos bien.

Al limpiar la herida, acariciaba suavemente las 10 grapas, me despido de ellas. Es extraño, en mi cuerpo no hay más que una cicatriz y esta fue de un accidente de moto. Ahora esta nueva marca es un recordatorio de lo que he querido olvidar y he acumulado durante años. Suavemente se deslizaban los dedos sobre las grapas, no sentía dolor, sencillamente sentía extraña mi propia piel. La axila sigue estando congestionada, pero menos. El tiempo pasa a mi favor.

Me maquillé y preparé para mi primera visita al oncólogo, esto es como una primera cita, siempre hay una punzada de nervios en el estómago. Los suspiros se suceden ante el espejo, mientras la esponja moldea el maquillaje tratando de disimular una cara cansada y convaleciente, pero hermosa. Los años han profundizado mi mirada, una mirada que reconozco más auténtica.

Me acompaña mi hermana al médico oncólogo. La espera se hace larga, seré la última porque el hueco lo han hecho por cojones y es de agradecer. Tengo ganas de empezar el tratamiento. Mi hermana está bien, aunque sé que tal como se comunican los médicos da un poco de grima, las palabras suenan a enormidad. Es la primera vez que entro acompañada, sé que para mi hermana es importante y difícil.

La quimio que van aplicarme. sí o sí, va hacer que pierda el pelo, así que voy a rapármelo de este modo el cambio se verá ahora. Al final el pelo volverá a crecer. Cejas, pestañas…

Falta un análisis más de las células cancerosas, dependiendo del resultado continuaremos con este tratamiento.

Sigo tomando esencias florales, me ayudan a estar en equilibrio. Enfrentarse a lo desconocido es complicado, ha de hacerse a cada paso en eterno presente.

Mi padre ha decidido raparse conmigo el pelo, a sus 69 sigue sorprendiéndome. Nos hemos cogido de la mano en la sala de espera, antes de que me llamara la enfermera. Sin llorar las lágrimas de emoción, de respeto profundo a este gran hombre que aún es hoy sigue sorprendiéndome, se deslizaban furtivas por mis mejillas. El silencio nos unió en una profunda mirada, la complicidad amiga que siempre nos ha acompañado a lo largo de los años.

Me han quitado 7 de las 10 grapas. El martes más.

La noche se alegra con los ritmos de Midival Punditz, los pies quieren bailar bajo las estrellas hasta el amanecer.

Hay noches que han de vivirse a cielo abierto, hoy es una de ellas. La gata me acompaña, las estrellas asoman en la claraboya de mi buhardilla, sonríen, sigo los compases de la música, mi alma aúlla y corre salvajemente libre. Nada me atrapa.

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