23 de Diciembre de 2010

Dormí poco, la lluvia repicaba con fuerza en el cristal de la claraboya, no me sentí incómoda, sencillamente iba escuchando su música, sonaba a AC/DC. Mi imaginación no tiene límites.

A las siete y media empezó a clarear, el sol amedrentado por las nubes estaba escondido, quizás tenga más paciencia que yo.

Pronto he tenido que ponerme en marcha, faltaban un par de cosas para celebrar estas navidades y, lo más importante, iba a cortarme el pelo.

Me encanta volver a llevar el pelo corto, color rojizo, siempre me he sentido mejor así.

Hoy ha resucitado la mejor de mis rebeldías, aquella rebeldía de adolescente y sigo confiando a pesar de las decepciones. Hoy expresarme me ha venido bien, la red opera milagros conectando sentires compartidos y también alejando sentires escanciados con la mejor hipocresía.

Las navidades nos desorientan, tantos sentimientos unos caducos, otros llenos de incoherencias, sentimientos perennes o sentimientos confusos. Cierto que la navidad nos ha llenado de obligaciones y de “tener que” más que de querer estar y sentir. Bienvenidas las tormentas emocionales ocasionadas en la navidad, porque en ella somos presa de la hipocresía. Quizás debiéramos obligarnos a ser más coherentes y sinceros.

Besos y abrazos llenos de ternura han estado a la orden del día, cuando uno no teme a los afectos, es curioso cómo reaccionan las personas de alrededor, son capaces de expresarse sin miedo alguno, saben que por lo que a mí respecta son afectos compartidos.

Palabras que sorprenden y me alimentan a seguir este camino, quiero seguir despierta y sentir la curiosidad de una niña que siempre viaja conmigo y lleva dos coletas. Amo mi vitalidad y entusiasmo.

Los acontecimientos recientes me impulsan a seguir en este presente que para unos pocos les parece irreal, ¡cuánta vanidad! La realidad es aquello que somos, la verdad es solamente una pero no puede expresarse porque en el momento que la expresamos ya la estamos condicionando, la verdad sólo puede sentirse. De realidades hay muchas, cada una la suya propia. La realidad es un disfraz que va cambiando según estamos, según lo que vemos televisión, según lo que pensamos, según con el pie que nos levantamos o según lo que queremos obtener. La realidad es una máscara en donde esconder la verdad. La realidad es el condicionamiento de la verdad.

Mi verdad, no encuentra palabras pero si la siento, la verdad es cercana. A veces me disgusta pero la verdad desnuda puede llegar a enfrentarnos a nuestros abismos más oscuros. No importa. Porque una vez se visitan los abismos y uno encuentra su propia luz, no hay nada que temer. Además el lenguaje de la vida palpita en cada paso, en cada gesto.

La gata se mete por los rincones de mi habitación. Huele a poleo y menta.

22 de Diciembre de 2010

Hoy desperté con la certeza de que no iba a tocarme la lotería, no compré ningún número. Pero la lluvia es zalamera y en su vals mecía las gotas dulcemente sobre la claraboya.

Lo importante hoy era el espíritu de navidad. La verdad es que cada día hemos de celebrar el milagro de la vida, una sonrisa, un saludo, celebrar que la vida palpita a pesar del dolor y sufrimiento de muchos.

Nada sucede aisladamente, todo afecta en mayor o menor medida, es así nuestra naturaleza, cualquier distorsión en la cadena trófica tiene graves consecuencias en todos sus participantes directos e indirectos, en un efecto dominó que ni los científicos saben realmente. Pensar que todo sucede aisladamente es un gesto de vanidad.

Respiraba el espíritu de navidad, mi mente se fijaba en la gente, sus caras, sus ojos, sus gestos, realmente no somos conscientes que el espíritu de navidad navega todo el año, la generosidad que nos embriaga no debiera olvidarse una vez se terminan los días de fiestas.

Seamos héroes en nuestras propias vidas. Héroes de lo cotidiano.

Me estoy despojando de condicionamientos, voy a estar estas navidades con las personas que verdaderamente amo, después de digamos diez años, ya va siendo hora de dejar de quedar bien. La navidad de sentimientos mucho más arraigados, pero no aislados en el tiempo, la navidad mía permanece.

Los días son pequeños ciclos llenos de magia y energía, son nacimiento, crecimiento, envejecimiento y muerte, los años se suceden de la misma manera. Es la vida latiendo. Quizás debiéramos comprender mucho más que los acontecimientos de nuestras vidas, son y que simplemente hay que aceptarlos y ver en ellos esa parte que nos hace responsables y nos da todo el poder para cambiar.

Siento la navidad, siento el solsticio de invierno, la noche más larga del año, como esa parte mía tan oscura que he de conocer. Porque sin ella no podré seguir avanzando.

La navidad invita a despertar nuevamente a este ciclo, en donde todo es tan nuevo, se despide lo viejo, porque ya ha dejado en mi la impronta necesaria para crecer y desarrollar mi espíritu, ahora sencillamente nace lo nuevo. ¿Futuro?

El futuro es una resonancia del presente, así que presente y siempre presente, con la solera que da lo vivido, perdonado, aceptado y amado desde la absoluta intensidad que marca el lenguaje de la vida.

En mi casa siempre hemos compartido, no hacemos ningún esfuerzo extra para compartir lo que somos, sencillamente nos entregamos con lo que tenemos más a man a nosotros mismos.

Las ausencias son necesarias para la renovación de la vida, todos los árboles cambian sus hojas. Los árboles caducos lo cambian de manera más rápida y los árboles de hoja perenne lo van haciendo durante todo el año, al final las hojas se han renovado y cada árbol ha ido adquiriendo la sabiduría que ha sido capaz de despertar.

El colegio ha hecho un pesebre viviente, los niños se lo han pasado genial, son verdaderos maestros. No nos han hecho caso, ellos en su papel se lo pasaban genial. Esta vitalidad contagia a cualquiera, su inocencia y eterno presente son ejes que perdemos cuando envejecemos.

La meta es la conquista de uno mismo. Dar lo mejor y aceptar lo peor son retos que nos enfrenta la vida. Los juicios están sujetos a las dichosas culpabilidades y éstas no nos permiten hacernos responsables.

Hallarse uno mismo es formar parte de una enormidad que late a cada instante presente. Hallarse uno mismo es ser consciente de la propia pequeñez dentro de la enormidad, abrazar todo esto es confiar en la vida y dialogar con ella.

La vida nos mide la entrega, esto me recuerda la película Gattaca, el periplo de un chico no apto para ser astronauta, él se vence a sí mismo y su hermano sufre la peor derrota, la de sí mismo, así es la entrega.

El tumor y el brazo me han dolido un poco, estar tranquila es un buen analgésico, la respiración profunda me ha ayudado a relajar mi cuerpo. Ya no hay dolor. Confío.

Huele a canela y la gata tan gata duerme con mi hermana o en el butacón.

21 de diciembre de 2010

Despierto cansada. Llovía suavemente y la claraboya iba susurrando la melodía. Así estoy, tratando de entrar en el significado del lenguaje de la vida.

Aunque cansada, el día gris invitaba a sentir, a dejar que los pensamientos brotaran. Ciertos acontecimientos han revelado lo poco que me posiciono ante la vida, tal como yo la vivo y la entiendo.

La meditación está funcionando, me ayuda a mantener el centro, ese punto de observación tan necesario. Durante todo el día estoy participativa, pero entrar en ese estado de quietud resuelve muchos conflictos internos, que por arte de la respiración y consciencia se transforman en deliciosas lecciones, puntos de referencia de lo que soy o no soy.

Amar es sencillo, cuando uno se entrega totalmente a vivir desde la intensidad del corazón, las emociones pueden desenfocar y hacer de un acto sencillo como amar una verdadera complicación.

Estoy diseñando mi propio Universo, creamos realidades por mucho que les pese a muchos, creamos realidades aunque nos jodan. Las realidades jodidas son consecuencia de pensamientos jodidos, hay que tenerlo en cuenta.

He firmado los documentos que me ataban a mi vieja vida, hoy soy libre a todos los efectos, libre ya de unos condicionamientos con los que he vivido voluntariamente, pero con los que he renunciado a ser.

He vivido mucho más y feliz ahora, que hace un año, en donde la tristeza devoró mis entrañas. En realidad la decisión fue sencilla, cuando ya no eres nada, sencillamente vives sin traspasar la esencia. Viví muerta. Ahora, a pesar de lo que llevo a cuestas, vivo libremente todo aquello que se me antoja vivir.

Cada uno adapta la realidad a sí mismo según los condicionamientos y miedos, pero la realidad es una verdad que late por expresarse, la verdad de cada uno de nosotros despojada de todo condicionamiento y miedo, es la verdad que nos hace libres, en esa verdad está la sabiduría.

Sólo es posible la sabiduría del que sabe y se funde con el lenguaje de la vida, un lenguaje vasto, de tal enormidad que nos empequeñece y a la vez nos hace grandes.

Me gustará que al menos estos momentos me ayuden a desgranar parte de ese lenguaje y despertar mi propia sabiduría. Todavía me queda mucho por hacer. Paso a paso.

Seguiré confiando y seguiré pecando de inocente. La desconfianza es la mejor carnaza del miedo y la magnífica excusa para no hacerse uno responsable de sus actos.

Un hombre puede transformar el mundo, transformándose a sí mismo, ese es mi camino, puedo cambiar mi mundo si soy capaz de cambiar, todo se transforma y resistirse es una verdadera temeridad, las resistencias nos conducen a la enfermedad.

Todas estas situaciones me permiten saber hasta qué punto vivo hacia fuera, debo vivir interiorizando mucho más.

Este mundo está diseñado por uno pocos benefactores capitalistas, burócratas e intelectuales, que hábilmente han llenado de condicionamientos y diferencias sociales, económicas e intelectuales, un mundo basado en la diferencia y apariencia causando la enfermedad de masas, una humanidad deshumanizada. Despertar y cambiar es despertar y cambiar la humanidad.

Todos llevamos tesoros listos para salir a la luz. No son tesoros escondidos ni su hallazgo es penitente.

Hoy casi se escapa la gata, le tenía muchas ganas a la puerta. Cada día se sentaba enfrente de ella, midiendo las distancias y los tiempos de abrir y cerrarse. Nuestra vecina la ha podido coger, es una gata muy gata, su inteligencia es muy gatuna.

La pasión se había perdido en los abismos de mi tristeza, ha sido un precio muy alto, pero bienvenidas nuevamente pasión e intensidad con las que conecto con la vida y cómo conecta conmigo con la misma pasión e intensidad.

¿Cómo puede uno permitir desperdiciar los días y las noches?

El sol y la luna siempre laten avivando lo que somos en esencia, son absurdos los condicionamientos que terminan por amputar lo que somos en realidad, así nuestra capacidad de luchar queda reducida a la queja, tristeza, victimismo, cuando en realidad cada día el sol brilla para acariciarnos dulcemente y sentirnos más vivos que nunca. La enfermedad transforma mi alma.

El fuego agita la magia de los corazones dormidos.

Huele a mirra y espero que la gata visite mis sueños.

20 de diciembre de 2010

Día en el hospital. Un TAC a las 10’15h, en ayunas. Realmente ha sido entretenido y otra vez he tenido que firmar una autorización para que, esta vez, me inyectaran un líquido, le llaman contraste y puede tener potentes efectos secundarios. Firmé, aunque el precio que pagó la pobre enfermera fue soportar una batería de preguntas, que parecían no tener fin.

Bebí un litro de líquido de contraste para el estómago y ya en la sala, me pusieron el intravenoso. Acostada me deslizaban hacia el interior de la máquina, un gigantesco cilindro, los pies y la cabeza quedan al descubierto. Allí acostaba sentía cómo el día se apelmazaba en mi cabeza. Los resultados se verán en la próxima sesión de quimio.

No sólo es la quimio, sino todo lo que te van metiendo dentro, la finalidad es buena, pero siento que esto me exige una transformación mucho más profunda.

Siguen reinando lo afectos, recibir visitas llena de luz mi alma. Grandes amigas que vienen para verme, porque realmente quieren compartir conmigo. No les mueve “el quedar bien” sino el afecto profundo que nos une.

La sinceridad es un patrimonio de unos pocos.

Es curiosa la visión que se tiene de “tener carácter” porque suele confundirse con “mala leche”, pienso que son aspectos totalmente distintos. Tener carácter sencillamente es ser uno mismo, tal cual y las palabras son reflejos transparentes, emisarias de los pensamientos y sentimientos sincronizados. Se realizan demasiadas interpretaciones olvidándonos de sentir, así la vida pasa de puntillas.

He recuperado algo que escribí hace tiempo:

Busco la luz, llena de ausencias, caminos estampados, irreversibles e irreverentes. Es la luz que a todas sombras busca encontrarte. Siempre pienso en Marina, cuando explica en sus cartas que las palabras la hacen viva, porque entre ellas mismas y yo no hay distancia.

Busco una inspiración, pero las palabras hostigan mis pensamientos, les dan una forma que quiero borrar de mi misma. Cada palabra es un tempo obligado, enlazado con mis emociones.

Cada frase es un placaje que entumece mis pensamientos. Los quiero desprovistos de palabras, porque las palabras muchas veces me angustian, limitan todo aquello que siento en estado puro. La enormidad no puede explicarse ni compartirse en palabras, porque ellas desvanecen la esencia misma.

El amor limitado es costumbre de cobardes, el amor sin condiciones, sin sentido de pertenencia, el amor comprometido con uno mismo y los demás, es el amor de unos pocos, los valientes”

Estar con mujeres valientes, capaces de danzar, gritar a cuatro vientos lo que somos, simplemente mujeres conquistándose a sí misma es un regalo que la vida me ha dado.

Estoy cansada. Siguen pesando tantas horas en el hospital.

Una luz de colores y una vela matizan mi habitación de luces y sombras. Nuevo es el lienzo de mi vida.