13 de febrero de 2011

Después de haber dormido unas 5 horas, el sol sigue regando la claraboya. Estoy llegando al tramo final y ciertamente mi alma está creciendo ya liberada de todo rastro de enfermedad. Me despido de ella.

Han sido unos días de reorganizar hábitos, cortando definitivamente con costumbres insalubres que continuaban provocando estrés y ansiedad, ahora todo está siendo mucho más tranquilo.

La meditación diaria, que tanto he echado de menos, surge su efecto, es un gran calmante para el alma y aquieta la mente que siempre está activa.

Mi inconsciente es una caja de sorpresas, con mucha información obsoleta. Lo que en su día sucedió, ahora ya no existe, el impacto emocional almacenado es una mentira que mi mente cree real, así que liberar todas aquellas cargas que están escondidas en lo más profundo de mi mente, está siendo una alegría constante.

Todo lo vivido ha merecido la pena, para llegar a mí presente, eterno y ligero.

Mi hermana y yo a veces nos sentimos como una especie de Bill Murray, en la película en el Día de la Marmota, porque los ciclos se repiten exactamente en cada sesión de quimio. El martes la última.

La realidad acaba siendo lo que pensamos, así que siempre tenemos razón. La verdad está ausente de pensamientos y condicionamientos, la sentimos y palpita en nuestras entrañas, anestesiar el sentir es hacernos esclavos de una realidad que la verdad destruye a cada instante.

Sí señor, somos esclavos de la reconstrucción de una realidad frágil e inconsistente como nuestros condicionamientos y nuestros miedos.

Existen tantas realidades como seres vivientes, una verdad y tantos caminos para llegar a la verdad como seres vivientes en este planeta, cada cual ha de elegir su camino. El camino además es un trasiego de paisajes, realidades, muchos de ellos se repiten porque nuestros códigos mentales siguen intactos.

Pensamientos que sentimos incrustados, pero sólo son pensamientos de tiza en una pizarra mental que puede ser limpiada y reescrita tantas como queramos. Vivir.

Comer está siendo un verdadero placer, tarta de calabacín, tarta de manzana y lo mejor he adelgazado un par de kilos.

Ayer por la noche S. en casa, se quedó a dormir, siempre aprendo y me sorprendo de su magia y grandeza.

Hoy a comer con E., reír, compartir, expresar, tres mujeres sin más, corazones en plena “jam session” latiendo libremente.

La gata muy gata le gusta mi butacón, me mira y sigue ronroneando. El incienso humea tapizando la buhardilla con olor a mirra.

7 de Febrero de 2011

La niebla tamizaba la luz y la claraboya obediente deslizaba la claridad por toda mi habitación.

Por fin he habilitado mi mesa de escritorio, que hasta ahora era un almacén de trastos diversos. La mesa está justo debajo de la claraboya.

Preparamos pasteles de verduras, de frutas, porque el mundo de casa es un gran pastel que la mayor parte de veces cocina mi hermana, con el amor que sólo ella puede orquestar entre tantos ingredientes distintos, yo lo hago a veces.

Ya he cruzado el ecuador del tratamiento, lo mejor de todo, el ecuador de la sanación de mi alma, porque cada vez palpita más fuerte y lo hace ya al son de las palabras que sólo el corazón puede sentir.

Palpitar al son de las palabras equivocadas es andar en una urdimbre silenciosa, haciendo de todo lo falso una realidad sin alternativas, cuando la vida es una oportunidad constante, llena de alternativas.

Es maravilloso el té. Cada mañana preparo un par de litros. Cardamomo, clavo, canela y té que humean deslizando la fragancia por todos los rincones de la casa. Olores que suspiran la ternura que habita en nuestro hogar, cada día más nuestro y libre de condicionamientos.

Mi hermana trajo unos disfraces, me encantó volver a ver aquel brillo en sus ojos, el brillo del entusiasmo, de las ganas por vivir y palpitar en una vida que cada día se me antoja más generosa. Nos disfrazaremos y danzaremos en los carnavales.

Somos pieles ya sin disfraces, será más divertido que nunca, nos pondremos una careta. Ya no más careta sobre careta, quizás ese haya sido el motivo por el que hace muchos años que no nos hemos disfrazado, nuestras vidas ya eran disfraz, el disfraz, la máscara cínica de una vida que no nos correspondía como nuestra.

Hoy tortilla de calabacín y de postre arroz con leche. Mañana nos espera un delicioso pastel de manzana.

Estas dos últimas noches han estado llenas de sueños y de emociones emergiendo con la fuerza de un tifón de mi inconsciente. Los remordimientos y miedos surgen con destreza, pero sigo reconociéndolos y perdonándome, porque la causa y el origen están conmigo. Igual que surgen se domestican como lindos gatos cuando perdonas y concilias las experiencias en el aquí y ahora. Esto ya no pesa, sino que ha aligerado mi corazón, sigo rompiendo con un pasado que miente, sólo soy una compilación de tiempos, no sólo de esta vida, sino de muchas vidas.

Como decía María Sabino, gran chamana, la sabiduría es como una placenta, nacemos con ella. La sabiduría nos amenaza con salir a la luz y ella nos delata lo distantes que estamos del camino del corazón, de la esencia perfecta.

El dolor de cabeza va y viene, todavía tengo sensaciones confusas, ando sin puntos de referencia, todo es nuevo y me sorprende.

El destino acaba por no existir, sencillamente es fruto de la labranza y el cuidado que damos a la tierra que se nos ha dado, la vida.

Me despido de la enfermedad, porque mi alma vuelve a latir libremente.

La gata muy gata duerme en el sillón, huele a pastel de manzana.

3 de Febrero de 2011

Sensaciones estimulantes han sincopado estos días. Amigas viniendo a nuestra casa, compartiendo la intensidad no sólo de mis momentos sino también de sus momentos.

Es gratificante que te miren con ojos transparentes y reconozcan que, a pesar de todo, sigues siendo alguien con quien contar y compartir.

Puedo conducir, aunque después me siento en exceso cansada. Esta vez me he recuperado mejor de la última sesión de quimio, es un tiempo en el que crecer y creer en lo que siento y vivo.

Me alivia cocinar, pero a veces me entristecen los sabores mezclados con la química de mi cuerpo, así que cierro los ojos y recuerdo el sabor a través de mis recuerdos. En silencio, vuelven los sabores y olores, aquella memoria que sigue perdurando porque está construida con la esencia misma de la vida. De esta manera la comida está siendo una aliada.

La respiración está restaurando algo en mi interior.

Mi parte más sensible está saliendo a la luz y tal como le expresé al psicólogo, la negué. Sólo puedo ser si todas aquellas partes desmembradas acaban uniéndose. En nosotros existen muchas partes que la vida ha disuelto en la memoria. Aquella memoria que está debajo de la alfombra. Levantar la alfombra alivia, conmueve y emociona.

Hablando con J. he sido consciente de que si antes ya era sensible ahora lo soy más ¿Qué parte es más real? Siento que ésta, porque la enfermedad no puede excusarme de ausencias o de intensidades, la enfermedad me está reconciliando con el reencuentro y la intensidad que soy.

A una sesión de quimio vista y con la operación más cerca, lo que soy es más auténtico, eso no quiere decir ni mejor ni peor, pero sí trae más paz a mí alma.

Ayer por fin pude darle un abrazo a S. está guapísima, es una mujer valiente. Compartió su experiencia en Dubai y lo que la había transformado, si S. ya era grande ha crecido en estatura humana. MP. nos preparó un té hecho de cardamomo, canela, clavo, te sin teína y un poco de leche, la verdad delicioso. Las tres sentadas ante la chimenea, el té y el amor que la amistad bien cimentada otorga. La palabras eran dulces notas cargadas de emociones y sentires compartidos.

Quizás en mis recuerdos sólo haya la conciliación de todos los errores de mi vida, asumirlos como lecciones aprendidas, ahí está la clave, asumir que todo lo vivido ha quedado en esencia conciliadora.

Los años que en el pasado ardían ahora simplemente esculpen mis andares y aquella niña que se calzaba en mis viejos zapatos, simplemente anda descalza enamorando al mismo polvo del camino. Son los pasos los que esculpen el camino y el camino esculpe mi sonrisa.

La gata muy gata juguetea con mis zapatillas.

31 de Enero de 2011

Siguen meciéndome la lluvia y el sol con igual intensidad a tiempos distintos.

Visita al psicólogo-oncólogo, la verdad es que la Asociación Española del Cáncer invierte muchos recursos en nosotros.

Sigue sorprendiéndome la vida a pasos de gigante.

Ayer comida improvisada con amigas, éramos cuatro, al final de la comida, en la tertulia, no pude evitar sentir a esas mujeres tan grandes y generosas, entregándose al momento con intensidad. Cuatro corazones palpitando, meciendo la vida, estremeciendo a la misma lluvia.

Lloro en la consulta del psicólogo, porque a veces siento que estoy viviendo una película, un sueño y me emociono ante el amor tan contundente que recibo.

Cuando tienes un padre que se rapa el pelo por solidaridad, cuando tienes una hermana que te escribe una nota expresando su profundo amor, cuando todo es luz, no puedes más que abrazar la vida y sentirte que formas parte de algo mucho más profundo y auténtico.

Nada es lo que parece. Así cada momento en el que puedo respirar y sorber todo lo que sucede, palpito y soy más viva e intrépida.

Ya he tirado las botas viejas, el gesto final ya está hecho. Calzo mis botas nuevas. Nueva tierra. Nuevos horizontes.

Uno mismo es una síntesis de los tiempos vividos, pero sólo cabemos en el aquí y ahora. Los recuerdos son experiencias vividas pero yacen ya en un tiempo que no existe, lo que queda es la esencia. Lo que queda es la construcción, nosotros mismos.

Somos consecuencia de lo que hemos vivido y nuestro presente es futuro, y el futuro será un presente consecuente de lo que ahora vivimos, estamos siempre construyéndonos, nuestra cimentación es la esencia de los tiempos.

Amor y reconexión. Sincerarme conmigo misma ha ido bien, porque aceptar lo que soy es clave en mi florecimiento. Aceptar es mirar mi espejo álmico sin las fronteras que los condicionamientos establecen. Los ojos del alma son los que han de mirar la realidad, en ellos uno puede ver que se hospeda un universo. El Universo y yo somos unidad.

Para cenar mi hermana ha preparado la ensalada y yo he cocinado un poco de seitán, menú vegetariano. Me ha sentado bien. Sigo tomándome la pastilla para proteger mi estómago.

El factor humano día a día crece exponencialmente, su reflejo es amor y más amor, expresado sin tapujos, sin límites. Amor y camino la simbiosis de lo que soy.


Ser como esa planta, que a pesar de las estaciones, de los avatares del camino, crece y se muestra tal cual, ella jamás estará sujeta a condicionantes, sencillamente es y como tal se muestra en esencia. Yo soy esencia. Somos esencia. Ser tal cual somos es honorarnos a nosotros mismos, nuestra construcción.

La enfermedad ha destruido todo aquello que no formaba parte de mí, ahora una construcción se cierne, los cimientos son mi esencia, aquello que pertenece a todos los tiempos.

La gata muy gata dormita en el butacón. Huele a infusión de poleo y menta.