Entre el sol y el Montseny se alza el silencio. Muchos meses, demasiados.
Ahora descansan.
El silencio contiene los restos del ayer, cadenas invisibles que han de
liberarse.
Todo es incierto, después de estar casi un mes entrando y saliendo de
hospitales por los efectos secundarios a largo plazo de la quimioterapia. Hipertiroidismo.
Sigo adelante expresando lo que derrapa en mis entrañas.
La incertidumbre permanece.
Ahora, de tanto en tanto, hago la comida salada. Parece que los sabores
dejan de enturbiarse.
Necesito el silencio como el aire. En él se contiene todo y yo en la nada
me siento más libre que nunca.
Hipertiroidismo, la causa de mi brusca bajada de peso. La sensación de
ligereza es importante. Me desprendí de una gruesa maleta histórica, mi grasa
de toda una década. Lo importante ahora es no acumular y no perderme de vista.
Hoy en mi visita a mi doctora oncóloga reinó la paz, el cariño, las
sonrisas. Para un médico y más para R. darme buenas noticias es esperanzador y
calienta el alma. Todo bien. Ni colesterol ni menopausia. Todos mis calores provienen de las tiroides. Es un calor seco, ni sudoración ni emoción.
Sobre mi mesa, justo al lado del teclado del ordenador, "España, república
de trabajadores" de Ilya Ehrenburg, su lectura me arponeará y sentiré el dolor de una herida abierta.
Los pájaros ennoblecen el paisaje, lo agasajan de cantos. El silencio
diluido entre los pájaros.
Agradezco la tranquilidad y la serenidad que siento a ratos, hay demasiado
ruido contenido en mí.
Huele a infusión de regaliz.
Mi gato muy gato está descansando en la ventana.
Mi gato muy gato está descansando en la ventana.
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