Estos días he podido recuperarme de la operación, por fin se han terminado las “tumorectomías”, ahora estoy en la víspera de mi nuevo ciclo de quimio.
Circunstancialmente y sólo circunstancialmente ésta es una víspera peculiar, tengo cierto ardor en mi estómago, son los nervios a lo conocido. ¡Cómo somos! pensé que estaría más tranquila pero no es así. Lo cierto y dadas mis circunstancias personales, tengo ganas de acabar con mi tratamiento.
La frase de hoy que ha retumbado en mi cabeza es: el miedo al mañana es la ausencia de presente. Cuando uno ya deja de temer a un mañana inexistente se entrega a lo imponderable, al presente en toda su magnitud.
La vida nos transforma pero también nos hace conscientes de lo que somos y de la realidad a la que pertenecemos y no de la realidad de la que queremos formar parte.
Mis lazos emocionales a cada paso se rompen, quizás no es solo la quimio de mañana, sino romper las cadenas que atraparon mi vida para dar paso a esto que soy, una humana intrépida, hecha de la libertad que sólo mi alma sabe y experimenta. Es la libertad de sentir la vida y saber que no hay nada perdido, que lo único que está perdido es uno mismo.
Ya he cumplido 42 años y en tan solo un año mi vida se ha transformado y la desconozco, pero lo que en realidad me gusta es que sigo sorprendiéndome.
En un jarrón, unos crisantemos de rosa violáceo presiden la mesa. No hay nada más bello que las plantas, porque ellas no tienen conflictos en sus mentes, sólo quieren ser plantas, pero el ser humano a veces, se confunde y en sus confusiones a veces quiere ser una planta, suena a chiste pero es verdad, siempre estamos queriendo aquello que no somos ¡cuánto tiempo se pierde!. Lo sencillo es ser lo que uno es en realidad.
Pienso que la conquista de uno mismo es el trabajo de toda una vida.
Me está gustando el movimiento social, una democracia más participativa para todos los ciudadanos, quizás es porque en realidad uno siente que debe participar mucho más en su vida propia y eso trae sus consecuencias, benignas para la gran mayoría y excepcionalmente malignas para unos pocos.
Una sociedad cimentada en el apropio de sentires, en donde el ser se sustituyó por el tener ha puesto de manifiesto el conflicto personal y en consecuencia social. No podemos seguir viviendo la enfermedad de tener, de acumular, para nada. La belleza reside en ser porque la realidad del ser determina la capacidad de dar, tener implica miedo a perder lo que se tiene, pero ser simplemente es un acto de valentía porque no hay nada que perder.
Mi hermana también está nerviosa, no sabemos cómo irá esta quimio, lleva taxol, que inhibe la mitosis celular, así que no podré tomar vitaminas pero sí oligoelmentos. Mi adorable hermanita, mi querubín, su risa me contagia, no quiero verle la tristeza tatuada en sus ojos.
El calor agobia y me da dolor de cabeza.
La gata muy gata duerme nuevamente en mis pies. Huele a incienso de benjuí.
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